Comprometidos con la Fiel Predicación de la Palabra
¿En qué creemos?
Conoce nuestra
declaración doctrinal
Negamos que la verdad o autoridad del Evangelio se deriva de iniciativa o inventiva humana alguna (Gál. 1:1-11). También negamos que la verdad o autoridad del Evangelio descansa en la autoridad de alguna iglesia o institución humana en particular.
Negamos que el poder del Evangelio descansa en la elocuencia del predicador, la técnica del evangelista o la persuasión de argumentos racionales (1 Cor 1:21; 2:1-5).
Negamos cualquier rechazo a la caída de la naturaleza humana o cualquier aserción a la bondad natural o divinidad de la raza humana.
Negamos que cualquier persona sea salva en otra manera que por Jesucristo y Su Evangelio. También negamos que la Biblia ofrezca esperanza alguna de que los adoradores sinceros de otras religiones serán salvos sin una fe personal en Jesucristo.
Negamos que cualquier clase particular o grupo de personas, cualquiera que sea su etnia o identidad cultural, deba ser ignorada o pasada por alto en la predicación del Evangelio (1 Cor 9:19-22). El propósito de Dios es hacer una iglesia global de personas de cada tribu, lengua y nación (Apoc 7:9).
Negamos que cualquier punto de vista de Jesucristo que reduzca o rechace su completa deidad sea fe en el Evangelio o que aproveche para la salvación.
Negamos que cualquiera que rechace la humanidad de Cristo, su encarnación, o su vida sin pecado, o quien mantenga que esas verdades no son esenciales para el Evangelio, será salvo (1 Juan 4:2-3).
Negamos que cualquier punto de vista de la expiación que rechace la sustitutiva satisfacción de la justicia divina, completada vicariamente por los creyentes, sea compatible con la enseñanza del Evangelio.
Negamos que nuestra salvación haya sido lograda meramente o exclusivamente por la muerte de Cristo sin referencia a su vida de perfecta justicia.
Negamos la validez de cualquier auto-llamado evangelio que niegue la realidad histórica de la resurrección corporal de Cristo.
Negamos que cualquier persona pueda creer el Evangelio bíblico y al mismo tiempo rechazar la enseñanza apostólica de la justificación sólo por fe sólo en Cristo Jesús. Negamos también que exista más de un Evangelio verdadero (Gál 1:6-9).
Negamos poder ser justificados por la justicia de Cristo infundada en nosotros o por cualquier justicia que sea entendida como inherente en nosotros.
Negamos que cualquier obra o labor que hagamos en cualquier etapa de nuestra existencia añada algo al mérito de Cristo o gane para nosotros mérito alguno que contribuya al fundamento de nuestra justificación. (Gál 2:16; Efe 2:8,9; Tito 3:5).
Negamos que los creyentes tengan justeza inherente por la virtud de su cooperación con la gracia de Dios que transforma vidas antes de que Dios los declare justificados en Cristo. Nosotros somos justificados siendo aún pecadores.
Rechazamos cualquier punto de vista de la justificación que la divorcie nuestra santificada unión con Cristo y nuestra creciente conformidad a su imagen a través de la oración, el arrepentimiento, el llevar la cruz y la vida en el espíritu.
Negamos que la fe salvadora incluye solo aceptación mental del Evangelio, y que, la justificación es asegurada por una mera profesión externa de fe. Además negamos que ningún elemento de fe salvadora es una obra meritoria o gana la salvación para nosotros.
Negamos que las doctrinas del Evangelio puedan ser rechazadas sin producir daño. La negación del Evangelio trae ruina espiritual y nos expone al juicio de Dios.
Negamos que el testimonio personal, la vida piadosa y los actos de misericordia y compasión a nuestros prójimos constituye evangelismo separado de la proclamación del Evangelio.
Negamos que el momento o la fecha de este glorioso evento pueda ser predicho por alguna persona o institución humana porque la autoridad pertenece sólo a Dios. También negamos cualquier incitación a usar dichas predicciones para motivar decisiones de fe que son basadas en esfuerzos personales, porque la fe en Jesucristo, el Evangelio, es la única vía de salvación.
Negamos que las mujeres sean elegibles para la ordenación o nombramiento a la tarea de enseñanza de las Escrituras o a cualquier otra manera de ejercer autoridad en un contexto de adultos de ambos sexos dentro de la Iglesia (1 Tim. 2:12-15, 3:1-2).
Negamos que los actos impenitentes de homosexualidad o adulterio no dañen el ministerio privado y público. Más bien, tales actos constituyen la base para ser descalificado del ministerio.
Su contribución es importante
Prédica Fiel es una organización sin fines de lucro, adecuadamente registrada en el estado de Texas. Desarrollamos nuestro ministerio a través de las contribuciones de cristianos y organizaciones que dan con generosidad para que los participantes puedan ser entrenados en el fiel manejo de las Escrituras. Si estima a bien contribuir a nuestro ministerio, en el siguiente enlace encontrará una manera sencilla para hacerlo. También puede contactarnos si así lo desea. El Señor le bendiga.